miércoles, 20 de abril de 2011

PARIS Y HELENA

<< Goza,goza de los encantos que a tu vista ofrezco... no doy fuerza ni valor, mas puedo ofrecerte hermosísima compañera.>>
AFRODITA


Cuando Helena, hija de Leda y Tindáreo, llegó al estado de mujer, todos los príncipes griegos se presentaron como pretendientes.
     Entre ellos se encontraba Odiseo, que aún sin tener la menor probabilidad de éxito, estaba dispuesto, en cambio, a ofrecer consejo a Tindáreo sobre cómo evitar querellas entre los contendientes.
     Siguiendo su consejo, Tindáreo hizo prestar a todos los reunidos, el juramento de que se unirían a aquél que Helena prefiriera. El elegido fue Menelao, quién llegó a ser rey de Esparta, y con quién procreó tres hijos: Hermione, Etiolao y Plístenes.
    ¿Por qué los Dioses proyectaron la guerra de Troya? Aún se desconocen los motivos, pero todo comenzó cuando Éride lanzó la manzana de oro destinada a la más bella de las Diosas. Zeus no quiso intervenir en la subsiguiente disputa entre Hera, Afrodita y Atenea; dispuso entonces, que Hermes llevara a las tres Diosas al monte Ida donde Paris actuaría como juez.
   Poco antes del nacimiento de Paris, Hécabe soñó que daría a luz una antorcha cuyas llamas pondrían fuego en Troya. Príamo, de inmediato, consultó a su hijo, Ésaco, el adivino, quién dispuso que se deshicieran del niño, pues sería la ruina de Troya.
    Días después, Ésaco anunció: << la troyana que hoy dé a luz, debe ser destruida, igualmente, su hijo>>.
    Príamo, por consiguiente, mató a su hermana y a su hijo, nacido esa misma mañana; sin embargo, Hécabe dio a luz antes de anochecer y éste perdonó a ambos la vida. Los adivinos instaron a éste que matara al niño. Convencido, llamó a Agelao, el jefe de sus pastores, y le confió la tarea.
    Agelao abandonó al niño en el monte Ida, pero volvió días después, para criarlo él mismo. Con el tiempo, Paris se convirtió en un joven bello, inteligente y fuerte.
     Un día, cuidaba su ganado en el monte Gargáro, cuando Hermes, acompañado de las tres diosas, le entregó la manzana y el mensaje de Zeus. Paris fue presa de la turbación al oír las palabras de Hermes, alegando que era un simple mortal, expuesto a equivocarse.
    Al final, accedió, rogando a cada diosa que se desnudara para un examen más riguroso, que arrojaría la verdad sobre quién era la más bella.
    Luego de que las tres deidades posaran para él, y le hicieran a Paris, promesas tales como el poder sobre toda Asia, o sabiduría a manos llenas, o el amor de Helena, la mujer griega más bella, Paris adjudicó la manzana a Afrodita, seducido con la idea de poseer a la mujer más bella; mientras, Hera y Atenea, se alejaron despechadas.
    Cierto día, los servidores de Príamo fueron en busca de un toro del rebaño de Agelao. Sería el premio en los juegos fúnebres en honor de su hijo difunto. Paris los siguió, decidido a tomar parte en los juegos; éste conquistó la victoria en todas las pruebas, lo que provocó la ira de Deífobo y Héctor al ser derrotados, empuñaron los espadas, dispuestos a matarlo.
    Paris fue a refugiarse en el altar de Zeus, cuando apareció Agelao argumentando a Príamo que el joven era, en realidad, su hijo perdido. El joven fue llevado triunfalmente al palacio, donde su padre lo acogió con alegría.
En Troya se convocó a otro consejo para tratar el rescate de Hesíone, Paris se ofreció para encabezar la expedición, con el único propósito de ir a Esparta para raptar a Helena.
    La flota se hizo a la mar, y Paris llegó pronto a Esparta, donde Menelao le agasajó fervientemente. Días después, Menelao se embarcó para Creta, dejando que Helena se hiciera cargo del reino.

    Esa misma noche, Helena se fugó con Paris. Cuando se dirigían a Troya, una gran tormenta enviada por Hera, obligó a Paris a hacer escala en Chipre.
     Luego de un tormentoso viaje, llegó por fin a Troya, y celebró su boda con Helena. Toda Troya se enamoró de ella y Príamo juró que nunca la dejaría irse. Todo apunta a que éste fue el inicio de la guerra de Troya.

                                                          CLOTO (Andrea Anahí García) 

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