martes, 26 de abril de 2011

LA ILÍADA (Canto I y II)

<< Aquí no todos los aqueos podemos ser reyes; no es un bien la soberanía de muchos... uno solo es príncipe, uno solo es rey; aquel a quien Júpiter ha dado cetro y leyes...>>

ULISES(Canto II)


El primer canto de La ilíada, contra todo pronóstico, no inicia con la desgastada frase “Había una vez”, sino que comienza la historia de distinta manera: sitúa la epopeya en el noveno año de la guerra de Troya, poco antes de finalizar.
     En las primeras páginas, podemos vislumbrar desde primera fila, las confrontaciones que surgen entre Agamenón (un personaje necio, y que evita a toda costa, abrir su mente a opiniones externas), y Aquiles (otro personaje igual de complejo, un joven valeroso que defiende sus ideales a capa y espada); a causa de las jóvenes Criseida y Briseida, prisioneras de Agamenón y Aquiles, respectivamente.
     El padre de Criseida, angustiado por el rapto, decide hacer un trato con Agamenón, suplicándole que le devuelva a su hija a cambio de las ínfulas de Apolo, a lo que éste rechaza. Abatido por la respuesta, pide ayuda a Apolo; éste accede y envía una terrible peste a las naves griegas.
     Aterrorizados con el abominable castigo, los griegos exhortan a Agamenón a entregar a la joven a su padre. Se niega rotundamente; finalmente, accede, pero como buen negociante, desea algo a cambio: la joven Briseida como premio. Aquiles se encoleriza, pero nada puede hacer, pues Agamenón al ser un rey, es superior.
      Luego de terminada la discusión, Aquiles llora su desdicha, e implora a Tetis, su madre, que pida a Zeus que restablezca su honor como el poderoso combatiente. Tetis sube hasta el Olimpo y hace su petición a Zeus, quién después de mucho pensarlo, y temeroso de la ira de Hera, acepta.
     El segundo canto da continuidad al plan que maquina Zeus para proteger a Aquiles. Zeus solicita los servicios del Sueño, para que introduzca su mensaje en la mente soñolienta de Agamenón, dicho mensaje consta de breves y concretas frases: “Arma a los melenudos aqueos, y toma Troya, la ciudad de anchas calles”, entre otras.
       Una vez que Agamenón hubo despertado, decidió consultarlo con los griegos. Éstos, ansiosos por volver a su patria, no vieron con buenos ojos la noticia, pues ya bastantes habían sido los años en los que habían combatido sin esperanza alguna.
      Sin embargo, Hera, molesta por lo que planeaban hacer, llamó a Atenea y le dijo que descendiera con los mortales, y los instara a seguir luchando.
     Atenea, sin contratiempo alguno, descendió del Olimpo para pregonar su mensaje en boca de Ulises. Atónitos con las palabras de Ulises, se olvidaron de sus temores, del ferviente deseo de retornar a su patria, y decidieron seguir luchando.
     Posteriormente, Homero enuncia a los principales combatientes de ambos bandos, los griegos y los troyanos, hace mención de su cuidad de origen, así como la cantidad de soldados que viajaban con éstos.       


En gran parte de La ilíada, podemos ver que cada vez que un personaje es mencionado, le es agregado un epíteto como: “el de pies ligeros” o “la de mejillas sonrosadas”, entre muchos más. Es como si el autor quisiera en cada momento reafirmar la condición de sus personajes, para que así tuviéramos siempre presente cómo es el personaje, qué tan distinto es de los otros; Bacca menciona: “la epopeya clásica encierra siempre un mito, aureolando personas concretas que ponen ante los ojos del griego, lo que en el alma lleva entreverado de conceptos, imágenes y anhelos” ; por citar un ejemplo, tenemos al joven Paris, un personaje “concreto” que representa en sí mismo la pasión, o Héctor, que representa en sí mismo el patriotismo; dando como consecuencia, un mito en torno a ellos, un personaje que encierra por sí mismo los anhelos del pueblo, deseando éste fervientemente ser algún día como Aquiles el divino o Ulises el ingenioso.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

GARCÍA Bacca, David. Estudio preliminar, La Ilíada, Ediciones Océano-Éxito, España, 23 pp.

                                                                                                                                         
CLOTO (Andrea Anahí García)
     Asimismo, conviene resaltar una singular característica de Homero, pues nos describe a los dioses como humanos divinizados, por así decirlo, ya que muestran éstos, vicios, virtudes y necesidades humanas como lo es el sueño o el deseo carnal; recordemos la angustia que aqueja a Zeus al no saber que hacer para proteger a Aquiles, causando un profundo insomnio en el dios. Así pues “dioses demasiado humanos”, algo esencial que nos ayuda a identificarnos con ellos.

jueves, 21 de abril de 2011

La fundación de Troya

Hay muchos mitos y versiones sobre la fundación de la ciudad de Troya, diferentes tribus se la atribuyen y cada una puede tener parte de verdad porque se conoce que existieron diez Troyas, siendo la séptima la de Homero.

La versión latina es la más extendida y la que, para mí, tiene más sentido: Yasión y Dárdano son medios hermanos, hijos de Electra, y se separan y combaten; Dárdano vence en Tróade y funda Corito; tiene a Ilo, Ideo y Erictonio, quien lo sucede y, casado con Astíoque, tiene a Tros y éste sucede a su padre. 

Mientras, Ilo gana en Frigia unos juegos y de premio le dan 50 hombres y 50 mujeres junto con una vaca y el consejo de fundar una ciudad donde se acostara el animal. Así fundaron Ilio, pero no la fortificaron; pidiendo una señal de aprobación a Zeus, éste respondió mandándoles la imagen de Palas.

Ilo tuvo con Eurídice a Laomedonte, y éste a su vez con Estrimo tuvo 5 hijos y 3 hijas. Laomedonte fue el que decidió amurallar Troya, con ayuda de Posidón y Apolo pero al terminar no les pagó, esto fue la causa de que cuando Heracles saqueó la ciudad mató a todos sus hijos menos a Príamo; Heracles le dió el trono y él volvió a construir Troya sobre los mismos cimientos. Su segunda esposa fue Hécabe, con quien tuvo 19 hijos e hijas (los otros 31 los tuvo con concubinas), entre ellos está Cassandra que estaba destinada a decir profecías pero a que nadie las creyera, resultado de una maldición de Apolo.

Príamo consiguió que Troya se recuperara. Un día convocó a un consejo para recuperar a su hermana Hesíone , que estaba en Grecia, pero como no hubo resultado con la diplomacia, esto fue una de las causas de la Guerra de Troya.

Atropos.

miércoles, 20 de abril de 2011

PARIS Y HELENA

<< Goza,goza de los encantos que a tu vista ofrezco... no doy fuerza ni valor, mas puedo ofrecerte hermosísima compañera.>>
AFRODITA


Cuando Helena, hija de Leda y Tindáreo, llegó al estado de mujer, todos los príncipes griegos se presentaron como pretendientes.
     Entre ellos se encontraba Odiseo, que aún sin tener la menor probabilidad de éxito, estaba dispuesto, en cambio, a ofrecer consejo a Tindáreo sobre cómo evitar querellas entre los contendientes.
     Siguiendo su consejo, Tindáreo hizo prestar a todos los reunidos, el juramento de que se unirían a aquél que Helena prefiriera. El elegido fue Menelao, quién llegó a ser rey de Esparta, y con quién procreó tres hijos: Hermione, Etiolao y Plístenes.
    ¿Por qué los Dioses proyectaron la guerra de Troya? Aún se desconocen los motivos, pero todo comenzó cuando Éride lanzó la manzana de oro destinada a la más bella de las Diosas. Zeus no quiso intervenir en la subsiguiente disputa entre Hera, Afrodita y Atenea; dispuso entonces, que Hermes llevara a las tres Diosas al monte Ida donde Paris actuaría como juez.
   Poco antes del nacimiento de Paris, Hécabe soñó que daría a luz una antorcha cuyas llamas pondrían fuego en Troya. Príamo, de inmediato, consultó a su hijo, Ésaco, el adivino, quién dispuso que se deshicieran del niño, pues sería la ruina de Troya.
    Días después, Ésaco anunció: << la troyana que hoy dé a luz, debe ser destruida, igualmente, su hijo>>.
    Príamo, por consiguiente, mató a su hermana y a su hijo, nacido esa misma mañana; sin embargo, Hécabe dio a luz antes de anochecer y éste perdonó a ambos la vida. Los adivinos instaron a éste que matara al niño. Convencido, llamó a Agelao, el jefe de sus pastores, y le confió la tarea.
    Agelao abandonó al niño en el monte Ida, pero volvió días después, para criarlo él mismo. Con el tiempo, Paris se convirtió en un joven bello, inteligente y fuerte.
     Un día, cuidaba su ganado en el monte Gargáro, cuando Hermes, acompañado de las tres diosas, le entregó la manzana y el mensaje de Zeus. Paris fue presa de la turbación al oír las palabras de Hermes, alegando que era un simple mortal, expuesto a equivocarse.
    Al final, accedió, rogando a cada diosa que se desnudara para un examen más riguroso, que arrojaría la verdad sobre quién era la más bella.
    Luego de que las tres deidades posaran para él, y le hicieran a Paris, promesas tales como el poder sobre toda Asia, o sabiduría a manos llenas, o el amor de Helena, la mujer griega más bella, Paris adjudicó la manzana a Afrodita, seducido con la idea de poseer a la mujer más bella; mientras, Hera y Atenea, se alejaron despechadas.
    Cierto día, los servidores de Príamo fueron en busca de un toro del rebaño de Agelao. Sería el premio en los juegos fúnebres en honor de su hijo difunto. Paris los siguió, decidido a tomar parte en los juegos; éste conquistó la victoria en todas las pruebas, lo que provocó la ira de Deífobo y Héctor al ser derrotados, empuñaron los espadas, dispuestos a matarlo.
    Paris fue a refugiarse en el altar de Zeus, cuando apareció Agelao argumentando a Príamo que el joven era, en realidad, su hijo perdido. El joven fue llevado triunfalmente al palacio, donde su padre lo acogió con alegría.
En Troya se convocó a otro consejo para tratar el rescate de Hesíone, Paris se ofreció para encabezar la expedición, con el único propósito de ir a Esparta para raptar a Helena.
    La flota se hizo a la mar, y Paris llegó pronto a Esparta, donde Menelao le agasajó fervientemente. Días después, Menelao se embarcó para Creta, dejando que Helena se hiciera cargo del reino.

    Esa misma noche, Helena se fugó con Paris. Cuando se dirigían a Troya, una gran tormenta enviada por Hera, obligó a Paris a hacer escala en Chipre.
     Luego de un tormentoso viaje, llegó por fin a Troya, y celebró su boda con Helena. Toda Troya se enamoró de ella y Príamo juró que nunca la dejaría irse. Todo apunta a que éste fue el inicio de la guerra de Troya.

                                                          CLOTO (Andrea Anahí García)