Un día, la esposa del rey Ciniras de Chipre declaró atolondradamente que su hija Mirra era más hermosa que Afrodita. La diosa se vengó del insulto haciendo que Mirra se enamorase de su padre y subiera al lecho de éste en una noche oscura.
Más tarde, Ciniras descubrió que era padre y abuelo del hijo que Mirra llevaba en su seno y, furioso, tomó una espada, sacó a su hija del palacio y la dejó abandonada en la cumbre de una colina, donde Afrodita la convirtió en el arbusto que produce la mirra, conocido afrodisiaco. De este arbusto nació el joven Adonis.
Maravillada Afrodita de la hermosura del niño, lo ocultó en un cofre que confió a Perséfone, a quien encargó que lo guardase en un lugar oscuro. Perséfone, llena de curiosidad, abrió el cofre, halló a Adonis dentro y, prendada de él, se lo llevó a su propio palacio.
Cuando Afrodita se enteró de ello, fue a reclamar ante Zeus, quien dirimió la disputa ordenando que Adonis pasara cuatro meses en el Olimpo, y el resto del año lo dividiese entre las dos insaciables y enamoradas deidades. Pero Afrodita, obrando con engaño, es decir, llevando continuamente puesto su ceñidor mágico, acaparó a Adonis, y Perséfone fue a contar a Ares que Afrodita le era infiel con un simple mortal.
Ares, celoso, se convirtió en jabalí y mató a Adonis en una cacería, ante los ojos de Afrodita. Anémonas brotaron de su sangre y su alma descendió al Hades. Zeus concedió a Afrodita que Adonis pasara los meses de verano con ella. La diosa del amor dio a Adonis un hijo, Golgos, y una hija, Beroea.
El mito de Adonis, con ritos variantes, existió en muchos países del Mediterráneo Oriental. Bajo los nombres de Osiris, Tammuz, Adonis y Atis representó la muerte y la resurrección anual de la vida total de la naturaleza. Su existencia era maravillosa y efímera. En las costas de Siria y del Ática las mujeres lloraban al dios con grandes acentos de dolor.
En Biblos, además de ofrecerle sacrificios, sus adoradores acudían a golpearse el pecho ante su tumba. Cuando el dios tenía que morir, las mujeres de Alejandría, suelta la cabellera y descubiertos los pechos, lanzaban al mar la imagen de Adonis.
CLOTO
BIBLIOGRAFÍA.
BARTRA, Agustí. (1982). Diccionario de Mitología. Grijalbo: Barcelona.
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